El pasado jueves, el Colegio Vicente de Paúl de Zaragoza fue escenario de una jornada única que reunió a los alumnos de sexto de primaria con jóvenes de la Fundación Síndrome de Down Zaragoza, en una experiencia educativa centrada en el ajedrez. Este evento no solo destacó la importancia de la enseñanza de este juego de estrategia, sino también los valores fundamentales de la inclusión, la cooperación, la resiliencia y el trabajo en equipo, promoviendo un ambiente de aprendizaje compartido y enriquecedor.
La jornada comenzó, tras una acogedora bienvenida y un muy completo almuerzo, con una breve introducción al ajedrez por medio de un cuento en el que las torres cobraron un mayor protagonismo; a continuación, se dividieron en dos grupos: un grupo donde los estudiantes del colegio y los jóvenes de la fundación pudieron compartir su entusiasmo y conocimiento sobre el juego, y otro grupo, en el que confeccionaron un mural ajedrecístico pintando, recortando, y dibujando. A través de diferentes actividades y partidas, los participantes demostraron que el ajedrez es mucho más que un simple juego; es una herramienta poderosa para fomentar la inclusión. Durante el evento, se evidenció cómo el ajedrez permitió superar las barreras entre los estudiantes con y sin discapacidad, creando un espacio común donde todos podían participar activamente y disfrutar del aprendizaje mutuo, sin importar sus diferencias.
El ambiente de cooperación fue palpable a lo largo de toda la jornada. Los niños de sexto de primaria, al trabajar codo a codo con los jóvenes de la Fundación, aprendieron a colaborar, a respetar los ritmos y necesidades de los demás, y a compartir estrategias y soluciones. Esta colaboración, más allá de la competitividad, destacó el verdadero espíritu del ajedrez como una actividad que promueve la solidaridad y el apoyo mutuo.
La resiliencia fue otro de los valores clave que se fortalecieron durante el encuentro. A través de las partidas, tanto los jóvenes de la Fundación como los alumnos del colegio tuvieron que enfrentarse a la dificultad de aprender y adaptarse a nuevas tácticas, aceptando que, en el ajedrez, como en la vida, no siempre se gana. La perseverancia y la capacidad de aprender de los errores fueron visibles en cada movimiento y en cada partida, demostrando que, a pesar de las dificultades, el desafío siempre es una oportunidad de crecimiento.
El trabajo en equipo también se destacó como uno de los pilares fundamentales de esta jornada. Los alumnos de sexto de primaria no solo actuaron como compañeros de juego, sino también como guías y mentores para los jóvenes de la Fundación. Juntos, formaron equipos en los que el diálogo, el apoyo y la toma de decisiones conjuntas eran esenciales para avanzar. Este trabajo en equipo no solo mejoró las habilidades de ajedrez de todos los involucrados, sino que también fomentó un sentido de comunidad y un aprendizaje compartido que enriqueció a todos los participantes.
En resumen, la jornada de ajedrez educativo celebrada en el Colegio Vicente de Paúl no solo fue un evento lúdico, sino una experiencia profunda que permitió a los participantes experimentar los valores de la inclusión, la cooperación, la resiliencia y el trabajo en equipo. A través de este encuentro, tanto los alumnos del colegio como los jóvenes de la Fundación Síndrome de Down Zaragoza pudieron aprender y crecer juntos, demostrando que, más allá de las diferencias, el ajedrez es un puente para la convivencia y el desarrollo personal.
TEXTO ESCRITO POR ALBERTO BERAZA